Respaldados por su fuerte expansión, los Bienes No Fungibles (NTFs por sus siglas en inglés) están impactando los mercados de inversión y capital en todo el mundo.
Su historia tomó forma hace apenas cinco años, cuando la empresa neoyorquina de software Larva Labs creó una serie de personajes digitales coleccionables denominados CryptoPunks.
La singularidad de estos productos digitales fue que sus creadores emplearon el llamado Blockchain (cadena de bloques), un sistema de encriptación en línea que también respalda a las monedas virtuales como Bitcoin y que impide que los nuevos activos digitales se copien indiscriminadamente, como ocurre con muchos tipos de software. Con ello, quienes adquirieran uno o más personajes de los CryptoPunks tenían la certeza de que su propiedad era única e irrepetible.
Desde el 2014, ya habían aparecido los NFTs, pero fue el caso de Larva Labs lo que los colocó en la palestra mundial de las inversiones y los activos.
De hecho, las colecciones de esta empresa se encuentran actualmente entre las mejor cotizadas.
Desde entonces, los NFTs, o “NonFungible Tokens”, se han diversificado y masificado, llegando algunos de ellos a costar varios millones de dólares.
Precios exorbitantes
El récord de precio para un NFT lo tiene un arte digital con esferas blancas y fondo negro del artista estadounidense Pak, que se vendió en casi 92 millones de dólares en diciembre.
Esta creación es la única ubicada entre las 10 más caras que tiene una propiedad múltiple, ya que fue dividida entre 30,000 coleccionistas.
Pero no todos los NFTs alcanzan cantidades exorbitantes. El mercado ha crecido tanto que cuenta con una vasta variedad tanto en propiedades como en precios.
A decir de especialistas, muchos NFTs son creaciones digitales que ya existían: clips famosos de juegos de la NBA o variantes de arte digital que ya circulaban en Instagram.
Y es que, explican, cualquiera puede ver las imágenes o incluso colecciones enteras sin pagar y no sólo eso, puede también descargar copias, pero ello no implica que posean la versión original, a menos que paguen.
Los NFTs permiten al comprador poseer el bien original y éste viene respaldado por procesos de autenticación y pruebas de compra. Estos derechos son lo que más aprecian los coleccionistas, incluso por encima de los bienes digitales.