Chile, laboratorio mundial de hidrógeno verde

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El hidrógeno verde es, sin duda, la energía del futuro. Por eso, valoramos la decisión del Gobierno del Presidente Gabriel Boric de crear, a través de Corfo, un Comité para el Desarrollo de la Industria de Hidrógeno Verde en Chile, que será encabezado por el Ministerio de Energía y cuyo principal objetivo es promover el uso doméstico de este combustible, tal como está establecido en la Estrategia Nacional de H2V, elaborada en 2020 a partir del documento escrito por decenas de expertos convocados por Congreso Futuro.

Sin embargo, la emergencia climática que vive el planeta, junto con la delicada coyuntura internacional a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania, exige tener la mayor audacia posible y dar pasos decididos para convertir a Chile en la nueva península arábiga en materia energética.

El tercer informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC 2022) señala que ya no se podrá evitar el aumento de la temperatura media global de 1,5 ºC y, en caso de alcanzar un incremento de 2°C, nos estaríamos acercando a un punto de no retorno, pues tal situación amenaza descongelar los casquetes polares, lo que liberaría más de mil gigatoneladas de C02 del permafrost.

Por su parte, la Agencia Internacional de Energía afirma que el consumo de petróleo y de gas sigue aumentando y, con ello, las emisiones de CO2. Además, China construye una central a carbón por semana, porque no tiene más alternativas para sostener su crecimiento económico. Y este camino, al parecer, inexorable hacia el precipicio de la extinción masiva, se allanará, aún más, si Rusia cumple su amenaza de cortar el gas a Europa, y los países del Viejo Mundo se vean obligados a retornar al carbón.

Para Chile, esta grave situación puede ser una gran oportunidad.  Es de consenso mundial que nuestro país, por su posición geográfica y situación geopolítica, posee un territorio privilegiado para producir Hidrógeno Verde (H2V) –sin emisiones de CO2– gracias a su extraordinaria irradiación solar en el norte y los fuertes vientos del sur patagónico. Eso sí: adoptando precauciones, pues respetadas voces científicas de Magallanes advierten el negativo impacto medioambiental que podrían tener los aerogeneradores en las rutas migratorias de las aves. Por ello, proponen el uso de geolocalizadores para identificar zonas críticas y formular medidas de monitoreo y mitigación de impactos. Sugerencias, todas, que deben ser tomadas en cuenta por cualquier proyecto, especialmente los de mayor envergadura.

Recientemente, el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, visitó el proyecto termosolar Cerro Dominador, en la Región de Antofagasta, y declaró que “el mundo necesita nuevas fuentes de energía y el desarrollo del hidrógeno verde en Chile resulta muy atractivo, también para empresas europeas (…). Las condiciones naturales y un marco regulatorio atractivo para la inversión extranjera impulsarán a este país como un exportador de energía limpia en la región”, afirmó.

Tal vez sea el momento de convocar a los principales centros internacionales de investigación del H2V, especialmente los europeos, a impulsar en Chile un laboratorio mundial para desarrollar tecnologías de almacenamiento viables y eficientes, como el hidrógeno sólido, el cual ocupa un menor volumen y no requiere temperaturas especiales, se activa con luz y se distribuye en baterías.

Almacenar el hidrógeno con alta eficacia y poco costo es, hasta ahora, el cuello de botella de esta industria energética que puede seguir moviendo el mundo, pero con cero emisiones y sin amenazar la vida en el planeta. Más aún si se considera que la actual huella de energía, 160 mil calorías diarias, que cada persona consume en el planeta, aumentará a un millón de calorías en el 2050 (habrá más de 10 mil millones de habitantes), debido a que la era digital necesitará de gigantescos data centers y nubes para sostener el chasis de la inteligencia artificial y de los metaversos.

Es importante que el Comité Corfo impulse el consumo doméstico del H2V –sustituyendo así la leña y descontaminando las ciudades del sur–; en el transporte público y minero, y en fundiciones para no exportar solo concentrado. Pero, al mismo tiempo, es fundamental aumentar la capacidad de generar proyectos que permitan, de aquí al 2050, generar 50 mil gigas en energía fotovoltaica y eólica que pueda ser almacenada de manera eficiente, gracias a la tecnología desarrollada por el Laboratorio Mundial de H2V que Chile está llamado a convocar.

Fuente: El Mostrador