Un equipo de científicos del Fraunhofer-Institut für Solare Energiesysteme ISE y la Universidad de Freiburg llevó a cabo un estudio de tres años de duración en el proyecto FPV4Resilience, que examinó los efectos de tres instalaciones de energía fotovoltaica flotante (Floating-PV) en lagos artificiales. Los resultados iniciales indicaron que las instalaciones no causaron alteraciones significativas en la calidad del agua, aunque algunos cambios menores, como la temperatura del agua y la colonización por mejillones, podrían haber tenido un impacto positivo en el ecosistema acuático, especialmente en el contexto del cambio climático.
A lo largo de la investigación, que abarcó tres sitios diferentes con diseños y tamaños de instalaciones fotovoltaicas flotantes variados, los científicos no detectaron cambios notables en la calidad del agua. En particular, se observó que las pequeñas variaciones en la temperatura del agua y los efectos de los mejillones, que utilizaron el sistema fotovoltaico para colonizarlo, podrían haber contribuido positivamente al estado de los cuerpos de agua, especialmente durante los veranos cada vez más cálidos debido al cambio climático.
Konstantin Ilgen, líder del proyecto y científico del Fraunhofer ISE, explicó: “Las modificaciones en la temperatura del agua y otros factores, como la concentración de oxígeno y la composición de nutrientes, no tuvieron un impacto significativo en la calidad del agua durante los dos años de mediciones, y muchos de estos cambios se ubicaron dentro del margen de error de nuestras mediciones”. Sin embargo, Ilgen destacó que estos efectos podrían haber sido beneficiosos para los lagos en el futuro, conforme las temperaturas veraniegas aumentaran a causa del cambio climático. “Las primeras simulaciones sugirieron que este efecto podría ser positivo para los lagos, aunque aún se necesitó más investigación”.
En los dos sitios de investigación, se encontraron colonias de mejillones en las estructuras subyacentes de las instalaciones flotantes. Estos mejillones filtraron el agua y redujeron la concentración de fósforo, aunque también se observó que su respiración disminuyó el oxígeno en el agua. Según Ilgen, otros factores humanos, como las actividades económicas, a menudo influyeron más que las instalaciones fotovoltaicas flotantes en los ecosistemas acuáticos: “El complejo juego de factores entre el uso económico, la flora, la fauna y las instalaciones fotovoltaicas flotantes fue muy complejo”.
En cuanto a la fauna local, las observaciones estructuradas de las aves en los lagos revelaron la presencia de 25 especies, de las cuales 11 utilizaron la instalación fotovoltaica flotante como lugar de descanso, de caza o para construir nidos. Entre las especies observadas se encontraron aves raras como el chorlito o la becada.
El estudio se llevó a cabo en tres lagos artificiales situados en diferentes zonas climáticas: Leimersheim, Alemania; Toules, Suiza; y Sekdoorn, Países Bajos. Estos lagos, que variaron en términos de diseño de las instalaciones y su uso (como represas hidroeléctricas o zonas de extracción de arena y grava), se utilizaron como lugares para la instalación de sistemas de energía fotovoltaica flotante desde 2019, con la instalación de Leimersheim en funcionamiento desde mayo de 2021.
El proyecto FPV4Resilience fue financiado por el Centro de Sostenibilidad de Freiburg (LZN) y contó con el apoyo de la Fundación Ambiental Alemana (DBU) a través de una beca de doctorado otorgada a Ilgen.
Fuente: Emerson Flores, editor. https://h2news.cl