Por Paula Landeros.
Florencia Navarrete es una destacada investigadora del Centro Capia de la Universidad Santo Tomás y directora del proyecto FONDEF IT 21/0024 “Optimización de la captación de semillas de mejillones en la región de Los Lagos a través de un modelo de inteligencia artificial”.
La investigadora conversó en extenso con revista Puerto a Puerto, explicándonos el proceso del proyecto y sus resultados, en especial señalando los beneficios que trae consigo esta herramienta para los mitilicultores y, donde, a la vez, reflexiona acerca de los desafíos que aún tenemos como país con respecto a generar lineamientos a largo plazo, tanto en los tiempos de desarrollo de la investigación, como también en políticas que propicien un trabajo colaborativo entre las diversas instituciones involucradas.
El proyecto
En un periodo de 24 meses que acaba de finalizar, el equipo liderado por Florencia tuvo el objetivo de desarrollar una aplicación para celulares y/o computador, que sea capaz de leer fotografías de un frotis fresco de chorito, esto, para saber si se encuentran maduros o aún están en proceso, información que es útil, especialmente para el pescador de cordillera y así, éste sepa cuándo colocar sus colectores, que son una especie de tallarines de red en desuso que luego ellos cuelgan en el mar. Nos explica la investigadora, que cuando andan las larvas de chorito y pasan 3 semanas en el agua, y están listas para convertirse en un chorito pequeño, se pegan en estos colectores. Pero, nos aclara, que eso no ocurre todo el año, tienen una periodicidad, y los organismos marinos tienen tendencia a desovar y a tirar sus juveniles en el agua en primavera verano, que es cuando hay mayor productividad y mayor cantidad de microalgas en el agua, que es el alimento.
Para los mitilicultores es muy importante saber en qué periodo colocar el colector para que se peguen los choritos, crezcan y luego venderlos a quien los engorde (ese proceso ocurre en otro lado). Para esto, se monitorea el agua y toman muestras constantemente para ver qué organismos están suspendidos en ésta. Luego, esto se toma con una red, haces capturas, lo ves en la lupa y observas la larva para definir si es el momento. También nos explica que otra herramienta para saber cuándo colocar los colectores es saber cuándo están maduros los choritos, para eso hay que abrirlo sin cocerlo, sacarle la parte blanca que es la típica que uno se come, y raspar lo que queda con un bisturí, lo colocas en el portaobjeto, lo miras al microscopio y puedes saber si es una hembra, un macho o si está indeterminado porque no ha madurado.
La aplicación
Ahora, según nos explica, “tú puedes tomar una fotografía con un microscopio portátil, en cualquier lugar de la costa, al menos con 40 choritos de muestra, y ahí vas determinando cuántos han madurado. Esto llega a tecnificar un proceso muy manual que se llevaba a cabo en nuestro caso en Castro, donde una persona abría cada uno de estos choritos, hacia el raspado, los miraba en el microscopio y registraba”.
Una de las ventajas importantes de la aplicación es que la puedes manejar desde el celular y no siempre requiere de internet, además, según nos explica, tiene un 90% de confiabilidad. “Para el proyecto tuvimos que generar una base de datos de 5 mil imágenes distintas. Esto lo hicimos durante un año, 40 muestreos de cien choritos cada vez, incluso uno fue de 150. Y todo ese banco de imágenes fue con el que trabajó el informático y con diferentes herramientas de la I.A. y de redes neuronales convulsionadas generó la aplicación”.
De acuerdo a lo que nos plantea Florencia, la idea es que ellos tengan una herramienta fácil, que les permita administrar bases de datos y tener la polaroid con lo que está pasando alrededor de su centro de captación de semillas. Esto quizá no es la única solución para saber cuándo colocar el colectar, pero eso, más el monitoreo que tiene IFOP (Instituto de Fomento Pesquero) de las larvas en el agua, sí te permite tener una ventana de la captación de semillas.
Desafíos en los fondos de investigación
Una reflexión en la conversación, se dio al momento de hablar de los desafíos de la acuicultura en Chile, si bien hay avances significativos, falta generar líneas de investigación permanentes, como sí ocurre en otras realidades. “En otros países es por financiamiento basal, el Estado tiene como política interna mejorar la pesquería o mejorar la acuicultura y para eso crean centros de investigación. Así, los investigadores tendrán todos los meses su sueldo, aunque se cambien de proyecto o éste termine”. En cambio, en Chile, “es un sistema fragmentado donde todo el mundo compite y donde los informes no están disponibles, se convierte en un círculo en el que estás constantemente reinventando la rueda”, nos comenta la investigadora Navarrete.
También, hace hincapié en lo importante que es ver al mar como un sustento, y no como un centro de cultivo de salmón o chorito o; la pesca de jurel, sardina y anchoveta para la harina de pescado, si se sigue así, se va a vivir siempre en el mismo círculo. Se hace urgente y necesario entregar herramientas al pescador artesanal donde aprenda a desarrollar otro tipo de cultivos “como el cultivo del piure o picoroco, u otras especies que se pueden cultivar de fácil manera. Si no tienes una política interna del país de generar líneas de investigación o de asesorar, tal como ocurre con la agricultura en Indap, sólo se perderá dinero. En el caso del mar, hace un tiempo se trató de gestionar algo similar como Indepa, pero esto se ha convertido en una forma de bajar el dinero a la pesca artesanal, donde no tienen la asesoría”.
Otro punto importante que señala es lo que ocurre con los fondos de investigación en educación en Chile, “el Estado no cuenta con una política de apoyo a todo lo que sea acuicultura o pesquería, entonces lo que ocurre, es que tienes a las universidades compitiendo por los fondos disponibles, se replican las líneas de investigación en un lado y en el otro. Recién ahora están gestionando un trabajo de conectar y generar trabajo colectivo entre las distintas casas de estudios”.
Finalizando, nos cuenta que en Chile, el tiempo máximo para la ejecución de un proyecto son dos años, recién ahora la Anid (Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo) está sacando proyectos más largos, de 4 años. Entonces, avanzamos, pero para esto tú debes colocar dinero sobre la mesa, Anid te da un monto, pero tú debes buscar empresas que estén interesadas en tu idea, y esas empresas aporten millones en efectivo a temas que están en desarrollo de investigación. En fin, “esos son los grandes desafíos que aún tenemos en la acuicultura, y eso se extrapola a todo lo que es hacer ciencia en este país, donde llega a ser irrisorio que de lo que venimos hablando hace al menos 40 años, nada ha cambiado”.