En nuestro afán de conocer gentes, con sus vivencias, sus emprendimientos, y descubriendo nuevas rutas, que nos permitan viajar de un punto a otro de nuestra amada Patagonia del Sur De Chile, con periplos, que buscan un solo destino; ser plasmados e inmortalizados, al ser parte de nuestra gran parrilla de temas para nuestra revista Puerto a Puerto, en sus formatos digital e impreso, nos encontramos con episodios que no te cansarías jamás de vivir una y otra vez
Cada aventura viene atado a dramas, que aunque más preocupados de abordar pronto un avión, un barco, o un bus, nuestra preocupación se ha centrado en respetar al máximo los protocolos producto de la contingencia, acompañando una serie de documentos irónicos, y que todos estos deben dar como resultado que estás en perfectas condiciones para viajar. Al llegar al aeropuerto, te espera una gran fila, mucho control para todo, militares, PDI, Servicio Salud, Aduana, personal de aeronáutica, etc. Pero al abordar el avión, estos están tan repletos que ya no cabe ni un espacio ni ser humano en cada rincón de estas naves. Me preguntaba entonces por qué tantas exigencias si al fin y al cabo estamos en el interior de una “moledora de carne”, en donde falla todo protocolo.
Y si hablamos de nuestra condición actual como ciudadano chileno, he visto como nos sobra plata, o dinero, con bonos, fondos, y beneficios por doquier. Estamos como viviendo una gran pandemia pero dentro de una “edad de oro”. Por fin las personas pueden renovar el mundo interior de cada casa; los colchones viejos de espuma son renovados por Camas King, con resortes, y otras características propias que solo estaban al alcance de los adinerados, los basureros no dan abasto, con televisores viejos, muebles, sofás, y para que hablar del vestuario. No critico lo que hagan con su dinero, creo todo el mundo tiene derecho a vivir dignamente.
Por otro lado critico firmemente las condiciones para adquirir algunos bienes, como es el caso de una propiedad, no logro entender cómo es que aún hay familias (matrimonios), con muchos años pagando arriendo, sin tener la más mínima posibilidad de adquirir lo más anhelado: un hogar; mientras otras personas solteras, o que fingen su soledad, gozan de todos los beneficios del estado.
Y otra situación que resulta paradojal, se trata de la adquisición de un vehículo, y en lo personal vivo la experiencia de querer comprar un vehículo al contado, pero las automotoras, no quieren venderme en esas condiciones el auto, pues me informan que más rápido (esperar 2 a tres meses), sale comprar a crédito, ya que al contado, según los vendedores en sus palabras, te van “chuteando” y puedes esperar hasta seis meses o más, ya que las automotoras trabajan con entidades bancarias, y éstas a la vez les condicionan las ventas, y todo debe ser crédito.
Sospechosa la…, ponga el nombre que Ud. desee o calce, pues fíjese que en estas condiciones, quienes deben velar por el derecho a consumir, es “SERNAC”, pero no existe, no hay quien vele por nuestros intereses, o nuestras necesidades, frente a este desenfrenado y loco mundo de ganar-ganar.
Queridos amigos, los dejo con esta inquietud, haga valer sus derecho, como el mismo derecho que tendrá de solicitar este medio de comunicación Revista Puerto a Puerto, que como un milagro, aún sigue vigente, y próximos a cumplir 15 años.
Un afectuoso saludo.
Sergio Villagrán Mansilla